REINO UNIDO - Un paciente británico con un sistema inmunitario muy debilitado tuvo COVID-19 durante casi año y medio, informaron científicos, que subrayaron la importancia de proteger del coronavirus a las personas vulnerables.
No hay manera de saber con certeza si se trató de la infección de COVID-19 más larga porque no todas las personas se hacen pruebas diagnósticas, especialmente de manera regular como en este caso.
Pero con 505 días, “sin duda parece ser la infección registrada más prolongada”, dijo el doctor Luke Blagdon Snell, experto en enfermedades infecciosas del Guy’s & St. Thomas’ NHS Foundation Trust.
El equipo de Snell tiene previsto presentar este fin de semana varios casos de COVID-19 “persistente” en una reunión de enfermedades infecciosas en Portugal.
Su estudio investigó qué mutaciones surgen, y si las variantes evolucionan, en las personas con infecciones super largas. Abarcó nueve pacientes que dieron positivo al virus durante al menos ocho semanas. Todos tenían sistemas inmunitarios debilitados debido a trasplantes de órganos, VIH, cáncer o tratamientos de otras enfermedades. Ninguno fue identificado por razones de privacidad.
Exámenes repetidos mostraron que sus infecciones persistieron un promedio de 73 días. Dos pacientes tuvieron el virus durante más de un año. Antes, dijeron los investigadores, el caso conocido más prolongado y confirmado con un examen PCR había durado 335 días.
El COVID-19 persistente es raro y distinto del COVID-19 largo.
“En el COVID largo se asume en general que el virus fue eliminado del cuerpo pero persisten los síntomas”, dijo Snell. “En la infección persistente, ello representa una replicación continua y activa del virus”.
En cada prueba que los investigadores hicieron a los pacientes analizaron el código genético del virus para tener la certeza de que se trataba de la misma cepa y que las personas no tuvieron COVID-19 más de una vez. De todas formas, la secuenciación genética mostró que el virus cambiaba con el tiempo, mutando conforme se adaptaba.
Las mutaciones fueron similares a las que después se presentaron en las variantes generalizadas, dijo Snell, aunque en ninguno de los pacientes se generaron nuevas mutaciones que se convirtieran en variantes de preocupación. Tampoco hay evidencia de que hayan propagado el virus a otros.
La persona con la infección más larga conocida dio positivo en 2020, fue atendida con el medicamento antiviral remdesiver y falleció en 2021. Los investigadores declinaron precisar la causa de la muerte y dijeron que el paciente tenía otras enfermedades.
Cinco pacientes sobrevivieron. Dos eliminaron la infección sin tratamiento, dos lo consiguieron con tratamiento y una continúa teniendo COVID-19. En el último seguimiento este año, la infección del paciente había durado 412 días.
Los investigadores confían en que se desarrollarán más tratamientos para ayudar a las personas con infecciones persistentes a vencer al virus.
“Necesitamos estar conscientes de que hay algunas personas que son más susceptibles a estos problemas, como la infección persistente y la enfermedad severa”, según Snell.
Aunque los casos de infección persistente son raros, los expertos aseguran que existen muchas personas con sistemas inmunitarios débiles que son vulnerables a sufrir COVID-19 severo y que intentan mantenerse a salvo desde que los gobiernos levantaron las restricciones y la gente comienza a quitarse las mascarillas. Y no siempre es sencillo saber quiénes son, dijo el doctor Wesley Long, patólogo del hospital Houston Methodist, de Texas, que no participó en la investigación.
“El uso de mascarillas al estar en multitudes es una acción considerada hacia otros y una forma en la que podemos proteger a los demás”, agregó.