LOS ÁNGELES, California - Jorge Méndez regresó a su trabajo como paletero tras un fin de semana de descanso. Sin embargo, esta vez llevaba en su rostro las huellas de los golpes que recibió durante un robo en una intersección de Los Ángeles.
La golpiza que recibió Méndez, de 67 años, lo envió al hospital. Sin embargo, reanudó su jornada porque dice que no es la primera vez que le sucede.
“El día que me pegaron, no podía ver nada, casi nada”, cuenta Méndez.
Los ladrones le quitaron más de $150, que eran sus ganancias del día.
“No tengo ni teléfono. Me robaron todo”, dijo el trabajador hispano.
El incidente ocurrió en la intersección de Vermont Ave. y Adams Blvd. Omar Villa, encargado de la bodega de helados, lo llevó al hospital.
“El ya es grande y ni dientes tiene”, dijo Villa. “Está muy viejito y ni dientes tiene. Se los tumbaron también en el otro [asalto]”.
Es la cuarta vez que lo roban y la tercera que recibe una golpiza.
“Es peligroso ser paletero”, dijo Méndez. Pero Méndez no es el único que ha sido víctima de los ladrones.
“Me robaron los lentes, me quebraron la nariz”, dijo Juan Quintero.
Quintero recuerda el ataque del verano pasado, que lo dejó sin la posibilidad de trabajar por un tiempo.
“Duele, porque uno tiene que mantener a la familia”, dice Quintero. “Por eso duele. Y si no trabaja uno, ¿de dónde va a comer?”
Afortunadamente, Méndez no resultó con huesos fracturados.
“Le doy gracias a Dios que no sucedió otra cosa más peligrosa”, dijo Méndez. " Ahí me hubiesen dejado muerto a lo mejor, no sé".
Aun cuando reconoce que sale con miedo, no dejará el oficio que ejerce desde hace 36 años.
“Yo siempre me ha gustado ser vendedor porque mi mama me enseñó”, recuerda Méndez
Sus amigos le aconsejan que no salga en las noches y otros le piden que descanse un poco, hasta que se recupere.
Los vendedores cuentan que, muchas veces, los ladrones se roban los carritos de paletas y los dejan sin ninguna mercancía para poder trabajar.