Una adolescente de Oregon arriesgó su propia vida para salvar a un bebé cuyos padres y su tío habían acabado de morir electrocutados en medio de la tormenta invernal que azotó Portland esta semana.
Desde la ventana de su casa Majiah Washington fue testigo de una angustiante escena: vio un auto SUV rojo al que le había caído encima un cable eléctrico, y a una pareja que había metido a su bebé en el vehículo.
La mujer le gritaba a su pareja que rescatara al bebé; él lo tomó y comenzó a avanzar hacia la vivienda por el piso pero no podía avanzar por la nieve.
Luego vino lo peor: el padre se resbaló hacia atrás y su pie tocó el cable. "Hubo un poco de fuego y luego humo", recordó Washington.
La madre, embarazada de seis meses, trató de alcanzar al bebé pero también resbaló y se electrocutó. La misma suerte corrió después su hermano, de 15 años, cuando intentó acudir al rescate.
Washington, de 18 años, estaba al teléfono con una operadora de los servicios de emergencia cuando vio que el bebé, que yacía encima de su padre, estaba moviendo la cabeza. El niño, de 9 meses, estaba vivo. Así que, justo después de ver cómo tres personas morían electrocutadas frente a ella, decidió que tenía que intentar salvarlo.
Se movió agachada para evitar resbalar y tocar el cable mientras se acercaba, según relató en una rueda de prensa este jueves, un día después del incidente. Cuando fue a agarrar al bebé tocó el cuerpo del padre, pero no se electrocutó, según explicó.
Los tres fallecidos —dos adultos y un adolescente— fueron encontrados muertos en la calle a la llegada de los bomberos. Sus identidades no han sido divulgadas.
"Estaba preocupada por el bebé", explicó la joven, que había reconocido a la mujer como la hija de sus vecinos. "Nadie estaba con el bebé", agregó.