SALT LAKE CITY, UTAH – El acusado principal de un plan que fabricó, vendió y distribuyó 120.000 cartillas de vacunación contra el COVID-19 falsificadas, fue sentenciado este jueves.
Nicholas Frank Sciotto, de 34 años, de Salt Lake City, fue sentenciado a 12 meses de prisión, tres años de libertad supervisada y una multa de 40.000 dólares, después de que admitiera en julio de 2024 que conspiró para defraudar al Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. y al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) vendiendo y distribuyendo cartillas de vacunación contra la COVID-19 falsificadas.
A cambio, Sciotto obtuvo aproximadamente 400.000 dólares en ganancias.
Según los documentos judiciales y las declaraciones realizadas en la audiencia, entre marzo y septiembre de 2021, Sciotto promocionó, fabricó, vendió y distribuyó tarjetas de vacunación contra COVID-19 ilegales en todo el país. También vendió las tarjetas de vacunación contra la COVID-19 al por mayor a varios cómplices, entre ellos Kyle Blake Burbage, de 33 años, de Goose Creek, Carolina del Sur.
Los cómplices permitieron que numerosas personas utilizaran tarjetas de vacunación falsas para hacerse pasar por vacunados, de modo que pudieran evadir los protocolos de salud y seguridad pública en todo el país. Sciotto participó en este plan, sin tener en cuenta las consecuencias o los riesgos para la salud pública a los que expuso a las personas durante la pandemia, sin su conocimiento ni consentimiento, y socavó el programa de vacunación contra la COVID-19 de los CDC y otras normas y protocolos gubernamentales de salud y seguridad con importantes ganancias.
En Facebook, Sciotto vendió cada tarjeta por $10 con un mínimo de 10 tarjetas por pedido, más $5 por el envío y dirigió a los compradores a un servicio de pago móvil para completar la transacción. Para continuar con el delito, Sciotto hizo una placa falsa y se identificó como voluntario de una importante empresa de pruebas de COVID-19 en Utah para engañar a un trabajador de la imprenta y hacerle creer que Sciotto trabajaba para un hospital y estaba autorizado a imprimir miles de copias de tarjetas de registro de vacunación contra COVID-19.
