Aquí los detalles.
KINSHASA, CONGO- Los tres estadounidenses condenados por participar en un fallido intento de golpe de Estado en el Congo el año pasado fueron repatriados a Estados Unidos días después de que el país conmutara sus condenas a muerte por cadena perpetua, informó un funcionario el martes.
Los tres cumplirán sus condenas en Estados Unidos tras la repatriación, realizada en colaboración con la Embajada de Estados Unidos, según informó la portavoz presidencial congoleña, Tina Salama, en X.
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SUSCRÍBETE Entre ellos se encuentra Marcel Malanga, de 21 años, hijo del opositor Christian Malanga, quien lideró el fallido intento de golpe de Estado que atacó el palacio presidencial en Kinshasa.
También fueron repatriados Tyler Thompson Jr., de 21 años, un amigo del joven Malanga que voló a África desde Utah para lo que su familia creía que eran unas vacaciones gratis, y Benjamin Reuben Zalman-Polun, de 36 años, quien se dice que conocía a Christian Malanga a través de una empresa minera de oro.
La Embajada de Estados Unidos en Kinshasa no hizo comentarios de inmediato. Associated Press no pudo confirmar de inmediato la ubicación de los tres estadounidenses.
La noticia de su repatriación alegró a las familias. La madrastra de Thompson, Miranda Thompson, declaró a AP que no contaban con todos los detalles sobre su regreso, "pero estamos muy emocionados de tenerlo de nuevo en suelo estadounidense".
"Esta decisión forma parte de una dinámica de fortalecimiento de la diplomacia judicial y la cooperación internacional en materia de justicia y derechos humanos entre ambos países", se lee en el comunicado del Congo.
Local
Decenas de personas más fueron condenadas tras el intento de golpe de Estado, la mayoría congoleños, incluyendo también a un británico, un belga y un canadiense. Los cargos incluían terrorismo, asesinato, asociación para delinquir y posesión ilegal de armas.
El destino de los demás no se esclareció de inmediato el martes.
El Congo había restablecido la pena de muerte el año pasado, levantando una moratoria de más de dos décadas, mientras las autoridades luchan por frenar la violencia y los ataques militantes en el país.
El año pasado, familiares dijeron que los hombres dormían en el suelo de una prisión militar de alta seguridad en Kinshasa, padecían problemas de salud y tenían que pagar por alimentos y productos de higiene.
