SALT LAKE CITY, UTAH- Eureka un pueblo histórico de Utah ubicado unas 84 millas de Salt Lake City con una población de aproximadamente 700 habitantes, quienes lidian por no quedarse atrapados en el pasado.
El silencio que se cierne sobre este antiguo pueblo minero le da a la mente mucho tiempo para divagar e imaginar, como los mineros de principios de siglo se aventuraban en las profundidades de la tierra.Hoy, muchos de sus cadáveres, se encuentra en esas mismas profundidades.
Cuenta la leyenda que los mineros de Inglaterra creían que podían oír los gritos de los muertos trabajando en los húmedos pozos. Los vestigios del pasado recuerdan una época de gran prosperidad, pero mantienen vivas decenas de historias un tanto tenebrosas, pero ¿realmente se considera un pueblo embrujado?
Una de las historias que se cuenta de Eureka es que cuatro jóvenes vandalizaron algunas tumbas en un cementerio privado, pero la maldición los persiguió y acabó con sus vidas.
Pero la más escuchada, es que aparece un hombre vestido de negro que aprueba o no la entrada al cementerio de Eureka.
Residentes han manifestado haber visto personas descocidas bajar las escaleras de sus casas.
Otra de las historias que en Eureka siempre están presentes para los que viven en este lugar o visitan el mismo, es el de una mujer que viste de negro y se les aparece a quienes salen de un bar durante las frías noches de este denominado pueblo fantasma.
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Desafortunadamente, alrededor de este pueblo también se relatan historias realmente trágicas como el asesinato de dos adolescentes del condado de Juab. Jerrod Baum está acusado de asesinar a Breezy Otteson y Riley Powell, y arrojar sus cuerpos en el pozo de una mina abandonada en 2018.
Pero este pueblo no es solo leyendas y cuentos oscuros. Es un lugar muy amigable y tiene un sello histórico turístico. Eureka se fundó en 1870 cuando se descubrió plata y otros minerales en la zona.
En 1910, durante el auge de las ciudades, Eureka era la novena ciudad más grande de Utah, con una población de alrededor de 3,900 personas quienes producían millones de dólares en ganancias.
Esa abundancia minera la hizo ser considerada como la ciudad capital del estado de Utah, pero la disminución de la exportación, inundaciones e innumerables incendios hizo que sus residentes se marcharan, convirtiendo Eureka en un pueblo fantasma.
El pequeño pueblo, que para el 2000 tenía menos 200 familias residentes, parece haberse detenido en el tiempo. Muchas de sus estructuras siguen en pie, lo que atrae la atención de muchos curiosos que buscan su lado tenebroso.